Los políticos que deciden colocar los alambres de espino nunca se acercarán a esas fronteras. Los esbirros que lo hacen por ellos no tienen esa pinta. Los primeros vuelan sobre ellas en aviones, a ser posible en clase de lujo. Los segundos van equipados con chaleco antibalas y casco antidisturbios.
Los políticos que deciden colocar los alambres de espino nunca se acercarán a esas fronteras. Los esbirros que lo hacen por ellos no tienen esa pinta. Los primeros vuelan sobre ellas en aviones, a ser posible en clase de lujo. Los segundos van equipados con chaleco antibalas y casco antidisturbios.
ResponderEliminarAsí que esa imagen atemporal nunca tendrá lugar.