Para muchos no hay rascada de barba que valga: ya tienen claro su voto. Y el que no lo tenga aún después de los desmanes publicados una y mil veces en la prensa, o es idiota o es cómplice.
Para muchos no hay rascada de barba que valga: ya tienen claro su voto. Y el que no lo tenga aún después de los desmanes publicados una y mil veces en la prensa, o es idiota o es cómplice.
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